Pero entre música y baile, entre tragos y risas, te veo pensando, meditando, no solamente porque cumplir un nuevo aniversario de vida es motivo de preocupación cuando se pasan los cuarenta, no. Es porque tu vida contiene más de setenta años, tu vida, querida abuela, es centenaria en experiencias y sabidurías.
Cuántas cosas aprendí de ti! Y todavía sigo aprendiendo. Sigo aprendiendo de tu fortaleza de espíritu, de tu perseverancia, aprendí y sigo aprendiendo de tu amor a la familia que aún en la distancia continúa siendo lo más importante, lo supremo. Por todo eso, aunque sé que en medio de tanto bullicio quedaste por un momento mirando al horizonte, como buscando la luz de una estrella que estaba ausente de entre las tuyas, no quiero imaginarte triste, quiero imaginarte como te vi hoy en tu cumpleaños, mas solo en mi mente, donde la distancia no existe, donde todo es posible y donde cada día dibujo con nuevos colores el reencuentro.