Decidí comenzar a escribir este blog una de esas madrugadas de desvelos en que vienen a la mente hasta los recuerdos más ilegibles que alberga la memoria, algo que resulta muy común cuando se vive en el exilio, donde la distancia te arranca el contacto físico estrecho con tu familia, tus amigos y el espacio donde naciste,creciste, reiste y lloraste por primera vez, donde acontecieron grandes y pequeñas cosas ya para siempre indisolubles.
lunes, 2 de diciembre de 2013
Una vez más me aferro a la foto de mis padres, como quien no quiere olvidar el más mínimo detalle, como mi amuleto preciado, mi talismán. Nunca antes había percibido tal apego por algo material, pero ver sus fotografías, desde hace mucho, es lo que más se aproxima a verlos, tocarlos, olerlos, mirar a sus ojos. Nada se compara con la mutilación del acercamiento, del contacto, del encuentro; el dolor físico nunca llegará a la intensidad del dolor de la ausencia, el dolor de la distancia, el dolor del estúpido imposible marcado por la laguna de la separación.
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